La espirulina contiene clorofila, proteínas de alto valor biológico, vitaminas, los principales minerales, ácidos grasos esenciales, ácidos nucleicos (ADN y RDN), polisacáridos y un interminable espectro de antioxidantes. Aunque contiene vitamina B12, su consumo no aumenta el nivel de esta vitamina en la sangre, ya que no tiene el formato bioactivo que necesita el cuerpo para absorberla.
Sus proteínas sí son de muy fácil absorción y conforman entre el 65 y 71 por ciento de su composición nutricional. Además, como tienen todos los aminoácidos esenciales, estamos hablando de una proteína completa.
Los beneficios de la espirulina
En estados de anemia, incrementa la hemoglobina, mejora la calidad de la sangre y aumenta la producción de glóbulos rojos, gracias a su elevada riqueza en hierro, su gran concentración en clorofila y su contenido en ficocianina, un pigmento azul que ayuda a inducir la producción de células madre en la medula ósea.
Fortalece la inmunidad, incrementa la producción de anticuerpos y citoquinas, incluidos interferones e interleucinas, desarrolla una mayor protección frente a virus y microbios y mejora el estado inmunológico.
Debido a su elevado contenido en provitamina A y zeaxantina, ambos responsables de la función ocular, se le atribuyen propiedades beneficiosas para mejorar la visión en casos de degeneración macular o ceguera nocturna.
Por su elevado contenido en proteínas, vitaminas del grupo B y minerales como el zinc, las células del cabello se nutren y estabilizan, lo que le da un aspecto más fuerte y brillante. Los ácidos grasos esenciales ayudan a mejorar la circulación y a evitar su caída. Lo mismo sucede con las uñas y la piel.
Elimina metales pesados, sobre todo arsénico, cada vez más presente en nuestras aguas.
Su rica composición en proteínas de fácil absorción y antioxidantes es útil a los deportistas para recuperarse tras un intenso esfuerzo físico. Además, su elevado contenido en calcio y magnesio ayuda a mitigar posibles calambres.
Varios estudios han demostrado que aumenta la flora intestinal, promueve el equilibrio bacteriano e inhibe la proliferación de la cándida.
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